Vivimos en una sociedad en la que la muerte es uno de los principales temas tabú y es que, para muchos, el miedo a la muerte es una preocupación real. Nos cuesta muchísimo hablar de ella, de hecho, lo evitamos siempre que podemos. Un ejemplo es que evitamos hablar de ella a nuestros hijos, nuestros padres tampoco nos contaron nada sobre la muerte.
Solo hablamos de la muerte cuando no tenemos más remedio. Nos vemos a nosotros mismos, yendo a duras penas al tanatorio o al entierro, en muchas ocasiones, porque hay que ir…de hecho, hay mucha gente que no va porque dicen “es que tengo miedo a la muerte” o “es que a mí, este tema me cuesta…” ¿y a quién no?
Tenemos miedo a la muerte de seres queridos y a la nuestra propia
Recuerdo algo que sucedió cuando murió mi padre, y es que el que creía que era un amigo ni vino al tanatorio, ni me llamó hasta pasados unos meses…contrariada, atendí la llamada y lo que hizo fue contarme que no me había llamado antes para no recordarme más mi falta…a lo que le contesté que no hacía falta que me llamara él para acordarme de mi padre, que lo hacía a cada momento y que me supo muy mal que no se hubiera atrevido a llamarme antes. No hemos vuelto a hablar.
Le tenemos miedo a la muerte, a hablar de ella, a acercarnos a las personas que han perdido a alguien, y a la nuestra propia. La juzgamos, siempre.
¿Cómo superar el miedo a la muerte?
Mi propuesta pasa por empezar hablando de ella. El nacimiento y la muerte son dos caras de una misma moneda.
A partir de aquí, se abren un montón de posibilidades, tantas como creencias. Si te apetece seguir leyendo, te contaré la mía: la muerte no existe. Por supuesto, no hablo del cuerpo físico. El cuerpo pertenece a la tierra y, cuando morimos, se queda en ella. Hablo de nuestra esencia, del espíritu y del alma. Somos energía y la energía no se puede destruir, solo se puede transformar.
Estamos tan conectados con el ego que nos creemos que solo somos el personaje que estamos habitando en este momento. Y es el ego el que llora las muertes cercanas y teme la propia. La consciencia, nuestra esencia es infinita y atemporal. Desde la consciencia es imposible sentir que la muerte existe, se entiende como una transformación. O como decía el maestro Ram Dass, “la muerte es como liberarse de un zapato que te aprieta”.
Te invito a abrir los ojos a la muerte y a encontrar cual es la idea que te resuena, la que te encaja. Hacerlo, te permitirá poder aceptarla con más facilidad y vivir con mucha más paz. Estar peleado con la muerte es estarlo con la vida, porque son las dos caras de una misma moneda.
En breve, lanzaré mi próximo taller “La muerte no existe”. Si te interesa, habrá dos modalidades: online y presencial. No dudes en contactar conmigo o en visitar la página de crecimiento personal para más información.
Espero que te haya interesado el post y, sobre todo, que te haya servido.
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